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martes, 16 de diciembre de 2014
Vuelvo a casa.
lunes, 10 de noviembre de 2014
Tráfico y pasión.
jueves, 6 de noviembre de 2014
Bienvenido a la universidad pública
viernes, 17 de octubre de 2014
La noche y sus entresijos
martes, 7 de octubre de 2014
Milano è grigia.
Y es que Milán es una ciudad gris. La míres por donde la míres. De arriba a abajo, de izquierda a derecha, no se salva nada ni nadie.
Después de una semana en territorio lombardo, ya he empezado a esbozar una sonrisa cuando el sol ilumina los charcos. Si, charcos, porque no se si será porque riegan los adoquines, o porque el agua emana entre las grietas del subsuelo, o porque llueve cuando nadie le ve. El caso es que por A o por B las calles solo están secas debajo de los soportales.
No puedo decir que llueve siempre, o todos los días. Pero es esa actitud amenazante de diluvio que te inflige un cielo gris tupido la que te hacer dudar si sacar el paraguas o la canoa. Es esa fina lluvia que mientras crees que te acaricia, te cala hasta lo más profundo del alma. Es un constante gris nuboso sobre el skyline norteño, que a la noche torna en una bruma espesa digna de cualquier novela de Sherlock Holmes.
La noche, otra gran incomprendida entre las cualidades italianas, pero eso ya es otro post.
Mientras tanto, paso bloques y bloques en autobuses gratuitos para llegar al campus industrial. Y es que ya podréis adivinar de que color es cada uno de los edificios de entre 5 y 10 pisos que acogen, afinados entre sus muros, a los que serán mis vecinos los próximos dos años.
JG dixit
miércoles, 1 de octubre de 2014
Primeros pasos.
Aún así todavía puedo decir que todo ha ido sobre ruedas. Y eso ya es mucho decir dada la velocidad que rige la vida en italiano. Efectivamente, viven en "Slow Motion". Ya puedes armarte de paciencia que hasta para servirte un café necesitan 10 minutos. Eso sí, el café es magnífico.
Nada me hacía sospechar la primera tarde, cuando en apenas una hora tenía ya mi tarjeta de teléfono italiano, indispensable para sobrevivir. Primer objetivo, cumplido.
Y llega el Lunes, donde gracias a la seguridad de la Banca Online casi me quedo sin las llaves del piso. Puedo dormir en la calle, pero eso sí, mis ahorros estarán a buen recaudo en sus unidades virtuales. Suspiramos y seguimos. Y es que no hay nada más descorazonador que una nevera vacía. Bueno sí, una copa sin hielos, pero eso tiene peor solución. Tan desoladora era la imagen que volví a los brazos de mi habitación de hotel para disfrutar en ella de una segunda noche.
No se como debí organizarme el día de ayer que al final acabé en un Decathlon buscando sabanas. Y como he ido haciendo hasta hoy, tan pronto buscaba sábanas como me acordaba que no estaría mal llenar la despensa. Y eso implica buscar un sitio donde tengan con que llenarla. Y amigos, resultó que ese sitio no estaba precisamente cerca. Después de cruzar Milán cargado como una mula con remolque, he buscado y buscado remedios, ya os los contaré a su debido tiempo.
El caso es que aquí me encuentro, tras una siesta de dimensiones épicas, a falta solo de unas sábanas y unas toallas para estar oficialmente instalado. Y es que Ikea, siguiendo sus costumbres, solo instalan sus tiendas a mas de 20km del centro de cualquier ciudad, y aquí no van a ser menos. Podría haber solucionado ese "Match Ball" esta mañana, pero como ya os he dicho, aquí la gente se mueve a velocidad x0,3 y la administración pública atiende a dicha premisa.
Y es que tras planchar la cara contra la almohada (sin funda) alrededor de las 6 a.m. esta mañana, a las 10 estaba en la oficina de turno para obtener un documento indispensable para ser alguien en Milan, el codice fiscale. Y si me lo hubieran dado, pues todavía hubieras merecido la pena dormir sin sabanas, pero noooooo, no me lo iban a dar la primera, quien me creo yo que soy.
Así que volveremos mañana a seguir dando calor, pero esta vez más temprano. Y es que no voy a cometer el mismo error que ayer. Esta noche, en vez de volver a casa a las 6 de la mañana, voy a ir directamente a la oficina, para no esperar cola. Y así además no vuelvo a dormir sin sábanas. Dos pájaros de un tiro.
JG Dixit
jueves, 25 de septiembre de 2014
3 días
Quién me iba a decir hace 3 meses que llegaría esta fecha, cuando empezaba a disfrutar los sabores del verano. O hace 1 año, cuando rellenaba ilusionado y ya casi de memoria la solicitud que año tras año he subido a secretaría. O incluso hace 5 años, cuando inconscientemente mi sueño internacional nació. El caso es que solo quedan 3 días...
Quiso la casualidad que me enterará de que definitivamente me iba a estudiar fuera una calurosa tarde de Julio, con el viento llenando las velas y las olas del mar de salpicando la regala del barco. Fueron 30 minutos de deambular como un niño al que acaban de darle el juguete que se le ha antojado en ese momento. Después, Ibiza me obnubilo con su cielo estrellado, sus aguas cristalinas y sus playas de fina arena color crema.
Pasan los días y no cambió absolutamente nada, seguía aquí, con los amigos de siempre, con los planes de siempre, las fiestas de siempre. A veces incluso llegaba a olvidar que a partir de Octubre mi futuro académico no pasaría más por las transitadas calles de Madrid.
Pero amigos, las noches caen una tras otras y las primeras decisiones empiezan a ayudarme a recordar. Dejar mi plaza de garaje de Madrid fue la primera dulce bofetada. Ese rincón de Madrid donde más de una cabezada he echado, dejaría de pertenecerme a partir del 1 de Agosto. Esa bofetada debería de haber seguido con otras dos, aprender italiano y estudiar ética, las cuales he conseguido esquivar hasta estos días.
Llega septiembre y con ello el comienzo de las clases a las que nunca volveré a ir. Sigo sin darme del todo cuenta que me voy, ¡me voy! Pero aunque no quiera, hay cosas que no se van a hacer solas. ¡Pues tarde me he dado cuenta! Del calendario se cae el 14 de Septiembre como una hoja seca y pregunto porque no están hechas todas esas cosas que debería haber hecho. En fin, ¿en algún sitio tendré que dormir allí no?
No os voy a contar en que se convirtió la búsqueda de alojamiento, el caso es que lo conseguí con 6 días de margen, ¡Todo un récord! Con la cuenta bancaria no ha habido tanta suerte, menos mal que mi impaciente hermana solo ha podido dejar dos semanas de espera para venir a visitarme. Dudo que el hecho de que su amigo italiano viva a menos de 2 horas de mi piso no haya tenido nada que ver. También Fue una bendición que me enterara 16 días antes de irme de que la Tarjeta sanitaria internacional te la envían en solo 10 a casa, magnífico.
El resto de líneas en mi folio de tareas pendientes ya son más banales, renovar las pantallas del casco, preparar mi maleta, preparar una segunda maleta que me llevará mi hermana, buscar donde pasar la primera noche y demás cosas circunstanciales.
Apenas 3 días...
Pues sí, y en estos 3 días pretendo despedirme tranquilamente de todas las personas que considero que merecen ser despedidas. Muy posiblemente me deje a muchas, con lo que a aquellas de las que no me podré despedir, tendréis que venir a visitarme para poder hacerlo adecuadamente.
JG dixit.