(Este post debió haber visto la luz el 31 de Julio de 2015, pero por diversos motivos quedo traspapelado en la basta memoria del ordenador...)
“El erasmus va a ser la mejor experiencia de tu vida”
Da igual el destino, el año o la universidad. No he conocido
todavía a nadie que me haya desaconsejado estudiar fuera. Pero tampoco hay
nadie que me haya contado lo difícil que es terminarlo y volver a casa.
Cierro la primera parte, he despedido a más personas de las
que puedo acordarme, y sin embargo sigo sintiéndome rodeado de todas ellas. Es
difícil hacerte a la idea de que a muchas es posible que no las vuelva a ver.
Quizá no han sido amigos cercanos, pero han formado parte del entorno y
ambiente de mi paso por esta ciudad, por este país. Al resto, a los que sé que
volverán a cruzarse en mi camino, a quienes han cenado conmigo más que algún
familiar, a los que han compartido noches, copas y muchas risas durante más
noches que tiene el mes, a esos que me han hecho la vida en Milán como un paseo
por un camino de rosas, incluso a aquellas con las que he tenido la fortuna de
compartir algún amanecer, a todos vosotros, os quiero dar las gracias por haber
convertido una ciudad en una experiencia única.
Gon, Lomas, Barri, Nach, Urbi, Jose, Patri, Berta, Pacuco,
Rita, Ines, Jandro, Naz, Andrea, Marianna, Filipe, Cartero, Chema, Joserra,
Manu, Vic, Airam, Santi, Hector, Miguelillo, Guille, Edu, Pascal, Tucci,
Ermanno, Abraham, Mou, Carlos, Jeff, Bea, Lucia, Alejandra, Jesús, Marc, belu,
Ian, Michele, Dj arda, Gigi, Juankar, Peppe, Xavi, Goncive, David, Sam, Celia, Edra,
Marta, Mar, Anna-Maria, Kike, Michela, Enis, Paolo, Cosenza, Primo, Poretti,
Loris, Flavio, Capacci, Scarcia, Nour, Melanie, Alessandra, Max, Testa, Simone,
Piero, Gambera, Costa, Marianna, y todos los demás cuyos nombres no consigo
recordar ahora, pero que también se pasean entre los recuerdos que me llevo de
vuelta. Muchas gracias por evitar que Milano hubiera sido una ciudad sin más.
Muchas gracias porque culpa vuestra son estos recuerdos que golpean mi memoria
como la más intensa de las lluvias que hemos compartido resguardados en la
plaza dei mercanti o en el tejadillo enfrente de The Beach. Si vuestro nombre
no he alcanzado a escribirlo, por favor, no me lo tengáis en cuenta. Si en
alguno momento os veis con la necesidad de hacer una parada en Milano o Madrid,
quiero que el primer timbre que hagáis sonar sea el mío.
“Perché Milano siamo noi”
Vuelvo a Madrid, y estas sensaciones, que supongo todos
vosotros habéis sentido antes o después, son a la par preciosas y horribles. Es
esta parte la que nadie te cuenta.
Y como la mejor de las películas, que nadie os lo cuente.
JG Dixit.